Parcheando una situación límite.
Los residentes también opinan.
Palabras clave:
Residentes, Formación, Atención primaria, Gestión, PlanificaciónResumo
Los residentes de 4º año (R4) que finalizan su formación en este 2024 lo harán en el mes de septiembre a consecuencia del COVID-19 que retrasó su incorporación en el año 2020. Habitualmente tanto el inicio como el final de la formación suele ser a finales del mes de Mayo, por lo que los nuevos adjuntos ya se encuentran disponibles para cubrir las necesidades asistenciales derivadas de los periodos vacacionales y del incremento de demanda en zonas tensionadas por el turismo (1).
Este año, al igual que el año pasado, se pretende cubrir el déficit de facultativos derivado de una mala planificación crónica con los R4 y/o con la contratación de médicos sin especialidad.
Los médicos residentes poseemos un contrato en vigor entre cuyos deberes se encuentra la realización del programa de formación con dedicación a tiempo completo siendo éste incompatible con cualquier otra actividad profesional o formativa, con excepción de los estudios de doctorado.
Además debemos desarrollar, de forma programada y tutelada, las actividades previstas en el programa, asumiendo de forma progresiva, según avancemos en nuestra formación, las actividades y responsabilidad propia del ejercicio autónomo de la especialidad (2,3). En este caso a los R4 les faltarán 3 meses para terminar su formación y, aunque se trata ya de profesionales con un elevado grado de autonomía en su labor diaria, la contratación de éstos para cubrir escenarios donde no dispongan de la capacidad para consultar las dudas que puedan surgir va en detrimento de la calidad asistencial que recibirán los pacientes y de la formación de los residentes (4).
Cabe plantearse por qué tipo de sanidad pública vamos a pelear, especialmente en atención primaria, infradotada y perjudicada crónicamente (5,6), y hacia qué modelo debemos dirigirnos para hacer de ésta realmente la base del sistema público de salud que dé una atención eficiente y de la máxima calidad al perfil de paciente crónico pluripatológico que es y será el grueso de nuestros cupos por cuestión demográfica así como al resto de la sociedad.
Desde el punto de vista de dos residentes de MFyC nos parece que para hacer más atractiva nuestra especialidad entre los estudiantes de medicina y para devolverle el prestigio perdido ante la sociedad debemos dignificarla, primero otorgándole un mayor peso durante la enseñanza universitaria, segundo, cambiando el modelo actual para que los médicos de cabecera dispongamos del tiempo necesario para practicar una medicina de calidad y longitudinal, disminuyendo drásticamente la carga burocrática actual y por último ofertando una formación durante la residencia más atractiva y enfocada a la atención primaria.
Los futuros médicos de medicina familiar y comunitaria no deberíamos comenzar nuestra carrera de especialistas como un parche más de un sistema que hace aguas por la mala planificación de nuestros gestores (5) bien por incompetencia, o pensando mal, como parte de un plan para favorecer intereses privados (7,8).
Recientemente, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria ha publicado un informe sobre las necesidades prioritarias para mejorar y fortalecer la Atención Primaria en España (9). Este informe coincide con los planteamientos de otras sociedades científicas y con la opinión de diferentes expertos (10). Por lo tanto, si ya tenemos el diagnóstico y el tratamiento, deberíamos empezar a aplicarlo para volver a dignificar la atención primaria en lugar de seguir perdiendo tiempo parcheando una situación límite.
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