Dilema en un caso de urgencia extrahospitalaria en Atención Primaria.

Abstract

MOTIVO DE CONSULTA: Mal estado general.

ANTECEDENTES PERSONALES: Mujer de 88 años. HTA. FA paroxística anticoagulada. Karnofsky 90. Poco frecuentadora, acude regularmente a sus controles de salud.

EPISODIO: Acude una familiar al centro de salud refiriendo que la paciente se encuentra mal, sin poder levantarse del wc. La paciente solicita ayuda médica “vai a avisar a XXXX ”, su enfermera, con la que mantiene una estrecha relación debido a los controles del INR.
La cuidadora se encuentra muy nerviosa y no consigue dar más datos.Para desplazarnos hasta el domicilio, solicitamos un taxi primero y una ambulancia del 061 después, pero no hay disponibilidad ni se espera que la haya en los siguientes 30-40 minutos.
Tras una breve deliberación decidimos acudir al domicilio a pie, transportando todo el material necesario en caso de emergencia, puesto que este se encuentra a aproximadamente 15 minutos.
A nuestra llegada la paciente se encuentra sentada en una silla de la cocina, a la que ha llegado por su propio pie, pálida y sudorosa, tras una breve entrevista se descarta focalidad neurológica aguda y la acompañamos a un sofá donde se tumba para poder constantearla y continuar la anamnesis.

ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA : El cuadro comenzó durante el esfuerzo
defecatorio. Hemodinámicamente estable, TA 110/60. AC: Rítmica sin soplos ni extratonos.
SatO2-99%.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL: Presíncope vasovagal vs cardiogénico vs AIT.

JUICIO CLÍNICO: Presíncope vasovagal.

EVOLUCIÓN: La paciente refiere clara mejoría durante nuestra estancia en su domicilio, sin
necesidad de tratamiento.

CONCLUSIONES: Ante un caso como este de un paciente potencialmente muy grave los
equipos de atención primaria se encuentran frente a decisiones difíciles que pueden
repercutir en la evolución de un determinado cuadro clínico. Como elementos críticos
destacaría la longitudinalidad de nuestra labor asistencial, clave para priorizar la atención de
esta paciente, y la gran capacidad de gestión de la incertidumbre y de toma rápida de
decisiones que todo buen médico/a de familia debe poseer.